En el primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado.
Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: 'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'. Y las mujeres recordaron sus palabras.
Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.
Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vió más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.
El primer día de la semana: Fue llamado por los cristianos "Día del Señor" (de donde deriva la palabra Domingo) en memoria de la Resurreción de Jesús. El domingo sustituyó al sábado judío.
Las mujeres camino al sepulcro: Debido a la proximidad del sábado, Jesús fue sepultado de manera apresurada, sin que se termine el proceso funerario que utilizaban en esa época. Las mujeres llevan los perfumes para terminar correctamente esta labor.
La aparición de los ángeles: Los ángeles se aparecen a las mujeres con "vestiduras deslumbrantes"; este resplandor evoca la gloria de Cristo resucitado (gloria ya manifestada en la Transfiguración).
El desconcierto inicial de los apóstoles: Ante el anuncio de las mujeres, los apóstoles no les creen; pero Pedro sale corriendo hacia el sepulcro para ver como estaban las cosas. Al llegar observa que todo estaba como habían dicho las mujeres y allí cree ("...regresó lleno de admiración").
La frase de los ángeles: "...no está aquí, ha resucitado..."; estas palabras de los ángeles son el primer anuncio de la Buena Noticia luego de que esta se cumple (ya que el mismo Jesús lo había dicho antes). Es el anuncio del hecho más extraordinario que cambió completamente el curso de la historia. Los discípulos se hacen eco de este anuncio y lo llevan a todas partes. Es el mensaje que la Iglesia lleva a todos los confines de la tierra. Es el mensaje que nosotros (como parte de la Iglesia) debemos llevar a los demás: ¡HA RESUCITADO!
La Resurrección: Así como por su muerte, Jesús nos libera del pecado, así también por su Resurrección nos abre las puertas del Cielo. Es el acontecimiento que divide la historia de la humanidad en dos, es el acontecimiento más importante en la historia del hombre. Es el centro de nuestra fe. Como dice San Pablo: "si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación y vana vuestra fe" (1 Co:15,14). Cristo al resucitar ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina según lo había prometido.
2- La Ascensión de Jesús
"Los que estaban reunidos le preguntaron: 'Señor ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?
Él les respondió: 'No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra'.
Dicho esto, los apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: 'Hombres de Galilea ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir.
La pregunta de los apóstoles: Denota que tenían aún, una idea demasiado "terrena" de la Misión de Cristo. Pensaban que Él iba a instaurar su Reino de manera inmediata.
La respuesta de Jesús: Que reprime la curiosidad de sus discípulos. Él no contesta ni afirmativa, ni negativamente; les dice que es una cuestión que corresponde al Padre.
El anuncio de la llegada del Espíritu Santo: Jesús les anuncia (como ya lo había hecho en su vida terrena) que les enviará el Espíritu Santo y que serán sus testigos en toda la tierra (la Iglesia).
El acto de la Ascensión: El cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurrección, pero durante los cuarenta días que pasa con sus discípulos, su gloria aún queda velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria. Las misteriosas palabras que dirige a María Magdalena: "...todavía no he subido al Padre", marcan una diferencia de manifestación entre Cristo resucitado y Cristo exaltado a la derecha del Padre. Así la Ascensión es el paso de una manifestación a la otra.
La Encarnación y la Ascensión: Estos hechos están unidos estrechamente, "...nadie ha subido al cielo (Ascensión) sino el que descendió del cielo (Encarnación).
3- La venida del Espíritu Santo
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido, semejante a una ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo.
Al oirse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: ¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?
Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
Estaban todos reunidos en el mismo lugar: Luego de la muerte y Resurrección de Jesús, sus discípulos seguían reuniéndose. El mismo Jesús resucitado, antes de su Ascensión comparte con ellos muchos momentos. Pero sus reuniones eran secretas pues los judíos los perseguían. Ese día se encontraban todos reunidos, así el Espíritu Santo descendió sobre todos ellos.
El fuego: "...vieron aparecer unas lenguas como de fuego...". El fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. Cada uno de los que estaban allí recibieron un "bautismo de fuego" que cambió sus vidas para siempre "...y quedaron llenos del Espíritu Santo".
Hablaban en distintas lenguas: Este hecho extraordinario marca que el Espíritu Santo reestablece la unidad humana, destruída por el pecado, y que la misión de los apóstoles tiene un carácter universal.
La presencia de María: La Madre de Jesús está presente en los primeros pasos de la Iglesia, orando fervorosamente con los demás y pidiendo la efusión del Espíritu prometido por Cristo. Ya desde el principio, María desempeña su papel de Madre de la Iglesia. Su acción favorece la comprensión entre los apóstoles, a quienes Lucas presenta "con un mismo espíritu" y muy lejanos de las disputas que habían surgido entre ellos.
4- La Asunción de María al Cielo
No existe en el Nuevo Testamento alguna mención de la Asunción de María, pero para meditar podemos tomar un párrafo del Catecismo de la Iglesia Católica #966.
"Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial...".
"La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos."
El estado de María en el Cielo: "El Dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres, la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio." (Juan Pablo II, 2 de julio de 1997); así María es la primera criatura humana que disfruta de la plenitud de la felicidad prometida por Dios a sus elegidos.
El premio merecido: Nuestra Madre nos muestra el destino final de quienes "oyen la Palabra de Dios y la cumplen".
Invitación a reflexionar: El saber que Nuestra Madre ya está en el Cielo, gozando de la plenitud de la felicidad, debe ser para nosotros un aliciente que renueve nuestra esperanza de alcanzar la Vida Eterna.
5- La Coronación de María como Reina de todo lo creado
Para meditar podemos tomar otro párrafo del Catecismo de la Iglesia Católica #966.
"...enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y la muerte."
La maternidad de María: Que perdura en el tiempo hasta la total consumación del designio de Dios.
La mediación de Nuestra Madre: Que desde el Cielo es medianera de todas las gracias, porque intercede por nosotros, sus hijos, delante de su Hijo Divino; y porque nos lleva de la mano a la Patria Celestial.
La misión de María no interfiere con la de su Hijo: La misión maternal de María para con los hombres, de ninguna manera disminuye o hace sombra a la Única Mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. Ninguna creatura puede ser puesta nunca en un mismo orden que Jesús; pero la Única Mediación de Jesús entre Dios y los hombres suscita en estos una colaboración diversa; y la de María es sin duda una colaboración muy particular.