Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía diciéndole: 'soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡Y eres tú el que viene a mi encuentro!'.
Pero Jesús le respondió: 'Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo'. Y Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua.
En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía: 'Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección'.
La solidaridad de Jesús: Jesús no necesitaba bautizarse, pero Él, al realizar este acto, quiere hacerse plenamente solidario con los hombres. Nos demuestra la importancia de este Sacramento para nuestra salvación.
La oposición de Juan: Juan el Bautista reconoce a Jesús y se niega a bautizarlo, diciéndole que él es el que necesita ser bautizado.
La insistencia de Jesús: Él insiste en ser bautizado para que se cumpla 'todo lo que es justo'. La justicia es el perfecto cumplimiento de la Voluntad de Dios, la total sumisión a sus designios.
La respuesta del Padre: En respuesta a esta actitud de fidelidad, el Padre proclama la filiación divina de Jesús y lo acredita como su Enviado.
La paloma: El Espíritu Santo es representado como una paloma probablemente a causa del primer versículo del Génesis, donde el Espíritu de Dios planeaba sobre las aguas como una paloma. Este símbolo evocaría entonces la nueva creación inaugurada en el bautismo de Jesús.
2- La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná
Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: 'no tienen vino'.
Jesús le respondió: 'Mujer ¿qué tenemos que ver nosotros?. Mi hora no ha llegado todavía'. Pero su madre dijo a los sirvientes: 'hagan todo lo que él les diga'.
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: 'llenen de agua esas tinajas'. Y las llenaron hasta el borde.
Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: 'siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento.
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
La invitación: El relato sugiere que la presencia de María es la causa de la invitación a Jesús y sus discípulos a la boda.
La preocupación de María: Al ver que faltaba el vino, María le expresa su preocupación a Jesús, esperando una intervención que resuelva la situación.
La respuesta de Jesús: Él expresa un aparente rechazo al pedido de su madre ('...¿qué tenemos que ver nosotros?...'); pero en realidad lo que hace es probar su fe.
La fe de María: El acto de la Virgen manifiesta la valentía de su fe ('...hagan todo lo que él les diga...') porque hasta ese momento Jesús no había realizado ningún milagro.
María precede a los discípulos: De esta manera, la Virgen precede en la fe a los discípulos que creerán después del milagro.
La exhortación de María: Estas palabras llenas de fe ('...hagan todo lo que él les diga...') conservan un valor siempre actual para los cristianos de todos los tiempos; y están destinadas a renovar su efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invitan a una confianza sin vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo que Cristo pide.
Ser valientes en la fe: El episodio de las bodas de Caná nos estimula a ser valientes en la fe, y a experimentar en nuestra vida la verdad de las palabras del Evangelio: 'Pedid y se os dará'.
3- El Anuncio del Reino invitando a la conversión
Jesús recorria toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles diciendo:
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
La Buena Noticia del Reino: '...el Reino de Dios está cerca...', predicaba Jesús. Dios se ha hecho presente en la persona de Jesús para renovar todas las cosas.
Las Bienaventuranzas: En su primer discurso, Jesús muestra cual debe ser el comportamiento de los que quieren entrar en su Reino.
El "nuevo Moisés": Jesús se manifiesta como el nuevo Moisés, que descubre el verdadero sentido y las exigencias de la Ley promulgada en el monte Sinaí.
La invitación: El Sermón de la montaña resume toda la moral cristiana entendida no a la manera de un código legal de prohibiciones y obligaciones, sino como una invitación a ser "perfectos como el Padre que está en el cielo".
El lenguaje utilizado: El lenguaje de las Bienaventuranzas contiene numerosas reminiscencias del Antiguo Testamento, especialmente de los Salmos y de los Profetas.
4- La Transfiguración de Jesús
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: 'Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías'.
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: 'Este en mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección; escúchenlo'.
Al oir esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: 'Levántense, no tengan miedo'.
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: 'No hablen a nadie de esta visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos'.
Pedro, Santiago y Juan: Jesús elige a estos tres discípulos para ser testigos de su transfiguración. Ellos eran sus discípulos "más avanzados", y luego serían los pilares de la Iglesia.
Las vestiduras blancas: El rostro resplandeciente y las vestiduras blancas muestran la Gloria de Jesús.
Moisés y Elías: Representan la Ley y los Profetas, es decir toda la Antigua Alianza. Ellos aparecen junto a Jesús porque en Él alcanza su plenitud lo que Dios había preparado a través de la historia de Israel.
El éxtasis de Pedro: Las palabras de Pedro ('...¡qué bien estamos aquí!...') demuestran lo maravillado que estaba ante el hecho que estaba presenciando.
La nube luminosa: Según el Antiguo Testamento, la nube luminosa acompañaba muchas veces las apariciones de Dios, y representa su Majestad y su Poder.
El temor de los discípulos: Al escuchar la voz del Padre, los discípulos pasan del éxtasis al temor.
El pedido de Jesús: Luego de calmar a sus discípulos, Jesús les pide que no cuenten nada de lo que habían visto hasta que Él resucite.
La Transfiguración: En la Transfiguración, Jesús deja translucir su gloriosa Venida al final de los tiempos y anticipa la llegada del 'Reino de Dios con poder'.
5- Institución de la Eucaristía
Llegó el día de los Ácimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: 'Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual'.
Ellos le preguntaron: '¿Dónde quieres que la preparemos?'. Jesús les respondió: 'Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, y digan a su dueño: El Maestro manda preguntarte ¿dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos?.
Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones, preparen allí lo necesario'. Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con sus Apóstoles y les dijo: 'He deseado ardientemente comer esta pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios'.
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: 'Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios'.
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: 'Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía'. Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: 'Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes'.
El día de los panes Ácimos: Es el primer día de una semana que comienza con la Pascua y durante la cual los judíos comen panes ácimos, es decir, sin levadura.
La exactitud de las indicaciones: ...un hombre con un cántaro, ...seguirlo hasta una casa, ...en el piso alto una pieza grande, todos hechos que parecieran ser fortuitos; sin embargo Pedro y Juan encuentran todo como dice Jesús.
La despedida: Jesús sabía que era su última cena con sus discípulos en su vida terrena, por eso se despide de ellos.
La Pascua: El evangelista acentúa el carácter pascual de la Última Cena, trazando un paralelo entre la celebración de la "antigua pascua" y el nuevo rito.
El ofrecimiento del Cordero: '...esto es mi Cuerpo...', '...esta es mi Sangre...'; Jesús es el Cordero de Dios que se entrega para la salvación de los hombres.
La Nueva Alianza: Así como la Antigua Alianza entre Dios y los hombres fue sellada con sangre de animales sacrificados, también la Sangre de Jesús derramada en la cruz, sella la Nueva Alianza de Dios con su nuevo Pueblo que es la Iglesia.
La Eucaristía: La Eucaristía realiza plenamente lo que estaba figurado en la Pascua judía, y es una imagen misteriosa del Reino futuro, donde comeremos y beberemos sentados a la Mesa del Padre.
El valor de la Eucaristía: En la Última Cena podemos ver el VALOR INCALCULABLE de la Eucaristía, que es el mismo Jesús que se queda entre nosotros hasta su Segunda Venida al final de los tiempos. Él no ha querido dejarnos solos, de nosotros depende tratar de estar en Gracia de Dios y comulgar.